domingo, 27 de julio de 2014

No te pregunto

Te puse las promesas en la boca para que me las vomitaras amablemente y aun así te culpo ahora por tu indecisión verbal. Y digo verbal porque la sexual quedó clara, y queda marcada en el ritmo de una canción lenta que dura meses, manteniendo el fuego en el solo interpretado por un guitarrista solitario y amargado. Te imagino como un viejo con quince gatos y un sueño roto. Te imagino como un virgen deseando probar el sexo pero con miedo a llegar demasiado pronto. Te imagino como un cúmulo de galaxias empaquetadas en una mente simple y mediocre, ligada por miles de suposiciones confusas. Te imagino y nunca llego a comprobar si es cierto. Confírmame tus verdades y yo te hablaré de volar. 

miércoles, 2 de julio de 2014

Relatividad espacial

Una mente científica que no me deja pensar “Eh, ¿Y si solo es así porqué lo siento?”. 
Podría ser así porque hay un por qué detrás, detrás del que siento así como si no hubiera razón. Esa obsesión analítica de que por un seguido de acciones  se deviene un efecto dominó que me hace caer a mí misma en este espiral de estallidos desafinados. Según las leyes de la física clásica debe de haber un efector. Un estímulo, una mirada, una razón, un dilema, una duda, un cualquier que se estampa contra la primera ficha y empieza el juego. Y que no me venga a mí diciendo la física cuántica que todo es relativo porque hoy, aquí, en mí y por mí, tiene que haber algo sobre seguro, 
aún que sea la locura de pensar que es así en un detrás sólo porque lo siento.