Te puse las
promesas en la boca para que me las vomitaras amablemente y aun así te culpo
ahora por tu indecisión verbal. Y digo verbal porque la sexual quedó clara, y
queda marcada en el ritmo de una canción lenta que dura meses, manteniendo el
fuego en el solo interpretado por un guitarrista solitario y amargado. Te imagino
como un viejo con quince gatos y un sueño roto. Te imagino como un virgen
deseando probar el sexo pero con miedo a llegar demasiado pronto. Te imagino
como un cúmulo de galaxias empaquetadas en una mente simple y mediocre, ligada
por miles de suposiciones confusas. Te imagino y nunca llego a comprobar si es
cierto. Confírmame tus verdades y yo te hablaré de volar.
In your arms baby, I don't feel no spring in winter but I guess I can do without galoshes. In your arms baby, I don't hear no angels sing but maybe I forgot to turn on the phonograph. DIANE DI PRIMA
domingo, 27 de julio de 2014
miércoles, 2 de julio de 2014
Relatividad espacial
Una mente
científica que no me deja pensar “Eh, ¿Y si solo es así porqué lo siento?”.
Podría
ser así porque hay un por qué detrás, detrás del que siento así como si no
hubiera razón. Esa obsesión analítica de que por un seguido de acciones se deviene un efecto dominó que me hace caer
a mí misma en este espiral de estallidos desafinados. Según las leyes de la física
clásica debe de haber un efector. Un estímulo, una mirada, una razón, un
dilema, una duda, un cualquier que se estampa contra la primera ficha y empieza
el juego. Y que no me venga a mí diciendo la física cuántica que todo es
relativo porque hoy, aquí, en mí y por mí, tiene que haber algo sobre seguro,
aún que sea la locura de pensar que es así en un detrás sólo porque lo siento.
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