sábado, 12 de abril de 2014

Estimada vida

Estimada vida,
Voldria jo recordar-te
Que no tenim massa temps.
Que vull que tornis a córrer,
Però que facis lent el rellotge passar.
Voldria valorar-te tant
Com fan aquells que no et tenen
I que un dia et van perdre pel camí.
I voldria disculpar-me per quan et menyspreo
Aquells dies que t’allevo de monòtona mentre
No aixeco el cul del sofà.
Voldria dir-te tantes coses vida,
Si fossis corpòria,
Que després m’adono que justament per això
Ets una cosa abstracta,

 i mai deixes rastre en tot allò material.

La entropía de los recuerdos

Realmente me has jodido mis días de lluvia
Que antes disfrutaba, perdiéndome
Con las letras y sus consecuentes palabras
Hacía cosas bellas cuándo te pensaba,
La naturaleza de una tempestad
Se volvía rocío y me dejaba empapada de una calidez extraordinaria
Entonces, volando entre esa matriz de puestas de sol, y canciones
Y recuerdos amargos, y evasión.
Ahí estaba realmente cómoda.
Y ahora simplemente lo has jodido.
Lo que antes buscaba con un ímpetu diario
Ahora me lo encuentro por el camino cuando sin querer resbalo con tu nombre.
Y ahora no me salen las letras, ahora todo lo bello te lo quedas tú,
La mañana rociada de esas amables manos, saludando, a lo lejos, en tu horizonte. Ya no está.
El fuego, las brasas, las tardes relajadas entre mis cajones pasados.
Todo eso se ha vuelto oscuro, y vacío,
La entropía de los recuerdos no me deja pensar nítido.

Y aun así pretendo ser feliz, y tú lo eres sin querer.

Chamuscado

Hay gente que es así. Llegan y toda la sala suelta un "oooh" bajito. Se les caen todas las copas al suelo, haciendo un sonido parecido al de una cascada de cascabeles rotos. Y el suelo refleja en pequeños cristales la luz que ese nuevo invitado resplandece. Esas personas son peligrosas, para empezar el simple hecho que para poder brillar así, algo tiene que quemarse mucho. Lo segundo, que como siempre todo ha girado en torno a ellos, la egocentricidad e egoísmo de los mismos quedan disimulados, pero translúcidos, entre sus más queridos amantes, familiares e hasta buenas amistades. 

Hoja revuelta

Le he estado dando vueltas
A las dos caras de una hoja, blanca,
Virgen,
Una incitación a empezar el más estúpido, simple poema
De rima fácil, y de besos, noches, amores,
De ojos, mares, océanos, ahogados,
De personas que se quieren y, en vano, nunca dicen quererse,
De personas tristes, melancólicas, mirando por una ventana,
De cielos despejados, esperanzadores rebaños de nubes con forma de algodón,
E hasta alguno habrá de viejecitas y porches sentados frente al mar.
Pero esta hoja me mira, como diciéndome que vale para más,
Y me deja aquí, volteándola, revolviéndola,
Arrugándola, haciéndola girar sobre mi dedo índice- para encontrar su punto de gravedad-
Escupiéndola y abandonándola, varias veces, para volver al rato
-cuando me doy cuenta que no tengo nada mejor que hacer-
Y después de tan maltrecha ya no sirve,
Con sus tristes pliegues y su antes blanco inmaculado ahora un beis color nieve sucia.
Pero me sigue desafiando con esos ojos, metafóricos- está claro-
Y al final me da tanta pena, pero tanta,
Que decido dibujarle un sol, y una casa,
Al más puro estilo parvulario, y le escribo,
Le escribo que nadie nunca quiso tanto a un papel como a una persona,

Cuando este le escuchó más que cualquier amante, hermana, madre, padre o capellán.