Hay gente que es así. Llegan y toda la sala suelta un "oooh"
bajito. Se les caen todas las copas al suelo, haciendo un sonido parecido al de
una cascada de cascabeles rotos. Y el suelo refleja en pequeños cristales la
luz que ese nuevo invitado resplandece. Esas personas son peligrosas, para
empezar el simple hecho que para poder brillar así, algo tiene que quemarse
mucho. Lo segundo, que como siempre todo ha girado en torno a ellos, la
egocentricidad e egoísmo de los mismos quedan disimulados, pero translúcidos,
entre sus más queridos amantes, familiares e hasta buenas amistades.
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