sábado, 12 de abril de 2014

Hoja revuelta

Le he estado dando vueltas
A las dos caras de una hoja, blanca,
Virgen,
Una incitación a empezar el más estúpido, simple poema
De rima fácil, y de besos, noches, amores,
De ojos, mares, océanos, ahogados,
De personas que se quieren y, en vano, nunca dicen quererse,
De personas tristes, melancólicas, mirando por una ventana,
De cielos despejados, esperanzadores rebaños de nubes con forma de algodón,
E hasta alguno habrá de viejecitas y porches sentados frente al mar.
Pero esta hoja me mira, como diciéndome que vale para más,
Y me deja aquí, volteándola, revolviéndola,
Arrugándola, haciéndola girar sobre mi dedo índice- para encontrar su punto de gravedad-
Escupiéndola y abandonándola, varias veces, para volver al rato
-cuando me doy cuenta que no tengo nada mejor que hacer-
Y después de tan maltrecha ya no sirve,
Con sus tristes pliegues y su antes blanco inmaculado ahora un beis color nieve sucia.
Pero me sigue desafiando con esos ojos, metafóricos- está claro-
Y al final me da tanta pena, pero tanta,
Que decido dibujarle un sol, y una casa,
Al más puro estilo parvulario, y le escribo,
Le escribo que nadie nunca quiso tanto a un papel como a una persona,

Cuando este le escuchó más que cualquier amante, hermana, madre, padre o capellán.

No hay comentarios:

Publicar un comentario