sábado, 19 de octubre de 2013

Hacer una montaña de granos de arena



Había una vez una chica que creía que se ahogaba. La corriente se la llevaba. No podía respirar, no podía pensar. Su cuerpo estaba a merced de un gran río azul oscuro que entre piedras y moho se abría paso entre los peces plateados. Intentaba aferrarse a cualquier cosa, y cuando creía que había atrapado una rama entre sus manos se daba cuenta que sólo era agua deslizándose entre sus uñas y su piel. Movía los brazos, para llegar a la superficie y cuando al fin lo conseguía, una ola la embestía hacia el fondo otra vez. Y al final dejó de luchar y se dejó llevar.

Entonces se dio cuenta que solo era un vaso de agua, a medias, en sus manos. Entonces se dio cuenta que ya no tenía sed.

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