domingo, 25 de mayo de 2014

Dios ha muerto

Alguien dijo una vez que tristes son los días
Si pasan sin más por las vías de la vida,
Alguien dijo una vez que Dios ha muerto
Y que los asesinos ensangrentados de su propia sangre
Somos los hombres
que pecando y rezando nos olvidamos de creer,
Aunque hace falta añadir, que eso fue en defensa propia.
Matamos a Dios y aun así nos quedan todavía unas pizcas de esperanza
Embotellada con el icono de comercio justo
De producción ecológicamente espontanea.
Que pícaro el diablo, de tan viejo ya no sabe cómo comer, pecar, dormir, follar, fumar ni pensar. Puede que por eso lo hagamos nosotros ahora. Tomamos el relevo.

Porque si el alumno supera al maestro, los hombres ya hemos vuelto de esto un infierno terrenal, las temperaturas elevadas de una noche de San Juan eterna, donde las casas se quitan y se queman, el dinero se esconde bajo los colchones donde por siglos irá perdiendo valor. Los besos ya no se lanzan, ahora se mastican. Y los gritos de los árboles agonizando, que se ahogan con tanto dióxido de carbono, se camuflan entre los orgasmos de aquellos que pierden su juicio por un polvo. Claro que siempre quedan críticos como yo, que en un acto heroico y estúpido hacen un poema sin rima para ver si alguien mueve un dedo por este desastre.

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