martes, 10 de septiembre de 2013

Desconocidos de muy cerca

Caminan, un por cada lado de la calle. Desconocidos que se conocen de muy cerca. Los dos fijan sus ojos hacia delante. No se miran. Pero comparten muchas palabras en silencio. Él gira por un callejón a la derecha. Ella al siguiente. Y detrás de esos arbustos se encuentran. Se encuentran ellos y sus besos. Él, borracho de licor con gusto a madera vieja, juega con las palabras. Y marea las opiniones de ella. Ella, con el equilibrio en la luna, abre sus ojos verdes rodeados de maquillaje negro como el carbón y le mira. No sabe que decir. Así que solo se acerca, poco a poco. Deja sus labios a centímetros de los de él. Pero se queda allí. Como una gran invitación. Aunque no quiere que nadie la acepte. Quiere sentir ese aire, esa magia. ¿Nunca os habéis fijado? La magia del beso a veces está antes del mismo. Cuando una gravedad que la física no estudia se crea entre los dos. Y la tensión se puede cortar. Y respiras el aire que los pulmones del otro ya no quieren.  

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