Le pregunté si eso me convenía, le pregunté hacia donde tenia que ir.
Y me dijo eso, que
es fácil. Que cuando aparece alguien en tu vida, todo lo que hablen, piensen o
digan, todo lo que te rodea, el resto, todo eso da igual. Que tienes que pensar
como si estuvierais allí, tú y ella. Como si la niebla hubiera cegado al resto.
Como si no hubiera vida más allá de ese cielo oscureciendo y ese paisaje virgen
de sociedad. Tiene que ser como eso, una conexión virgen de rumores, de
prejuicios o segundas opiniones. Y te lo prometo, cuando te sientes un poco más
arriba del mundo, cuando sabes que por un momento estás a salvo de todas las
idioteces que hiciste, o todos los pasados que te persiguen. Cuando le miras a
los ojos y no piensas en todos los otros. Entonces es cuando lo estás
planteando bien. Solo hace falta verlo así, como si no hubiera nada más.
Dime,
¿que harías entonces?
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