martes, 2 de julio de 2013

Ingenua inocencia

Todo empezó allí, en esa inocencia de cuentos de hadas y películas que siguen un mismo patrón de historia irreal y desesperanzadora. Yo creía en ese para siempre, que irónicamente solo duraba la hora y media de banda sonora y palomitas en el sofá. Todo empezó allí, justo delante de un nuevo mundo de adultos mentirosos y perversiones degeneradas que parecían arco iris, canciones lentas, cosas dulces y frases previamente ensayadas. Me topé con los esquemas que la sociedad se ponía en este baile de mascaras y que todo el mundo parecía adorar irremediablemente. Y así como todos lo hacían, yo también lo adoré.
Me conformé con tan poco que al final yo era menos que todo eso. Creía que en todo había algo bueno y por eso no podía ver lo malo. La inocencia es demasiado ingenua. Eso no era amor platónico, ni adolescente,  eso no era ningún tipo de amor.
Y hace poco encontré un camino, que cambia cada vez que avanzo, mis ideales son todavía jóvenes y tengo mucho por ver. Ahora sé que los hombres no son de cuento, y las mujeres no son de revista. Sé que mi inocencia se ha esfumado un poco, y aún así creo todavía en que siempre, en el fondo, hay algo bueno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario