miércoles, 21 de agosto de 2013

La vida no espera


Y es en ese momento, tirada en el césped mirando hacia el cielo, cuando dentro de esa nada oscura lo ves todo. Hace frío pero a ti te da igual. Temblar solo te recuerda que estás viva, y estás allí. No es que antes estuvieras ciega. Solo que ahora todo está donde debe estar. Notas la sangre corriendo por tus venas y volviendo al corazón para ser catapultada hacia todas partes. Lo notas en la punta de tus dedos. Ese cosquilleo que te dice que estás vivo. Que no todo es un sueño. Aunque notas algo roto, por dentro, te sientes nueva. Porque sabes que cada vez que algo se rompe puedes aprender a ordenarlo de una nueva forma. Dejas de oír el ruido de la radio, y la luz del porche se va lejos. Para cuando te das cuenta ya estás allí, en tu mundo, respirando tu propia vida. Y es que eso es lo importante. Sentir que si das un paso el impulso crece. Todo se mueve más rápido y no quieres perder nunca más el tiempo. La vida no espera, ni aunque le grites a pleno pulmón o llores su nombre. La vida pasa y tú eliges vivirla o solo mirarla.

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