Las palabras
apuñalan, los rumores nos atemorizan hasta el punto de perder todo lo que
buscamos. La gente habla, susurros afilados que dejan un charco de humillación.
Nosotros solo nos quedamos quietos, esperando el golpe. O nos echamos a correr,
hacia atrás. No nos dejan avanzar. No nos dejan respirar. Pero fíjate bien, que
solo son palabras, solo son historias que algún día habrán desaparecido. Al fin
y al cabo lo único que nos queda al recordar, es la sensación. Y tú eliges, si
quieres rememorar el miedo y la melancolía o prefieres recordar las sonrisas
que estás a un paso de dejar escapar.
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